Pedro Sánchez, que ya lleva mucho tiempo con los pantalones bajados ante Bildu y Esquerra Republicana (ERC), es un tipo obsesionado por la imagen.<br /><br />Y tiene claro que la moda no es sólo una opción personal, sino también una opción ideológica.<br /><br />Durante la etapa más dura de la dictadura comunista en China se impuso allí el traje Mao, una especie de mono azul con gorra que vestían todos los chinos.<br /><br />La ‘razón' que aducían los profetas de la Revolución Cultural maoísta era que nadie podía destacarse individualmente a través de la ropa porque ello atentaba contra el principio socialista de la igualdad.<br /><br />También se dice que la izquierda más furibunda fusilaba a cualquiera que llevase sombrero o corbata durante la guerra civil de 1936. Y se impuso como uniforme la boina, acompañado de la prohibición de utilizar el usted o el señor. Todos tenían que ser camaradas.<br /><br />El anuncio de Pedro Sánchez de que se quitará la corbata para luchar contra el cambio climático no va en esa línea. Lo suyo es simple postureo.<br /><br />Quiere perfilarse como abanderado de la Agenda 2030 y cree que eso le ayudará.<br /><br />La medida es casi tan fraudulenta como la de Irene Montero, gastándose nuestro dinero en hacer carteles con personas de todas las tallas y sin depilar, como si España fuera era el Irán de los ayatolás y aquí se persiguiera al personal femenino en las playas, donde por cierto se hace más topless que en ningún lugar del mundo.<br /><br />En estos tiempos de polarización, gracias al socialista Sánchez, ir bien vestido se ha convertido en un asunto ideológico.<br /><br />Lo próximo que se quitará el líder del PSOE es la chaqueta, para terminar en bermudas y camiseta. <br /><br />Por supuesto, todo ello combinado con una gorra rapera y un chándal bolivariano. <br />
