(Reuters)- Mientras algunos lloran tras el mortal terremoto en Indonesia, las lágrimas de Solihin son de felicidad. En mitad de una tienda de campaña, tras su evacuación, ha dado a luz a su hijo. Y aunque no ha sido un parto fácil, con el bebé en brazos, es el padre quien asegura que todo ha merecido la pena.<br />"Tal vez este terremoto trajo su propia bendición para mi esposa, porque fue atendida por médicos especialistas que fueron muy buenos”.
