Doha, 7 dec (EFE).- Les une la cultura, la comida, la tradición y, sobre todo, el idioma. La comunidad latina en Catar vive unida en un país que, a pesar de ser hospitalario y seguro, supone un desafío cultural y personal para los miles de migrantes que llegan para labrarse un futuro.<br />De los tres millones de personas que aproximadamente viven en el pequeño emirato de Catar, cerca del 80% son extranjeros. India, Bangladesh, Nepal y Pakistán lideran la lista de migrantes, pero cada año llegan más trabajadores de países como México, Perú, Colombia o España, una cifra que se ha disparado al calor de la demanda de profesionales para el Mundial.<br />Argentina es uno de esos países que ha prácticamente duplicado su tasa de nacionales en Doha por el torneo. “En Catar tenemos alrededor de 400-450 personas pero eso es habitualmente, en este momento se está incrementado a causa del Mundial y estimamos que para el inicio serán alrededor de 1000 personas, sobre todo en hostelería, restaurantes...”, destaca a EFE Guillermo Nicolás, embajador de Argentina en Catar.<br />Muchos de ellos ya presentes antes de que arrancara el Mundial: “Argentina, Maradona y Messi en la actualidad son muy queridos en Oriente”, destaca.<br />Aficionados a los que da un consejo: “Respetar la cultura, tener en cuenta muchas actitudes que en nuestros países pueden llegar a ser normales o no tienen penalidad, pero que aquí es diferente. La acogida va a ser muy buena y muy cálida. La sociedad de Medio Oriente es muy hospitalaria”, apunta.<br />Javier Picazo Feliu