La pandemia del coronavirus ha dejado terribles consecuencias sobre nuestra salud física y mental, y ha desplegado toda una cascada de efectos sobre nuestra vida política, económica, social y cultural, aún difíciles de valorar.<br />En este caldo de cultivo, la polarización de la opinión pública ha alcanzado cotas de divergencia impensables. Los discursos contra inmigrantes, contra personas lgtbi, y contra las mujeres han prendido como la pólvora, replicándose sin freno a lo largo y ancho de la red. De la palabra a los actos, el odio ha penetrado en la vida política, en los medios de comunicación y ha saltado a las calles, también al interior de los hogares.<br />Reconocidos por Amnistía Internacional como la causa común de los genocidios del Siglo XX, los discursos del odio tratan de dibujar en torno a sí una forma de organización, política, económica y social radicalmente excluyente.