No hay pecado mortal más grave que la ingratitud.<br />Entre los periodistas veteranos es un mantra, casi una letanía, eso de que el desagradecimiento forma parte del código genético del PP y que si eres un tipo adicto al enchufe, el chollo y el chupetín más te vale oficiar como izquierdista y recitar descarado el catecismo progre.<br />Eso te garantiza presencia en tertulias televisivas, entrar en la lista de bendecidos con el maná de la publicidad institucional e incluso, si tienes la desgracia de pinchar en la profesión, ser reciclado con un opíparo sueldo en el departamento de comunicación del PSOE, Renfe, Paradores o cualquier otro invento engrasado con dinero público.<br />Si ejerces periodísticamente al otro lado del espectro, vas listo; porque entre los populares funciona a tutiplén lo de ‘si te he visto, no me acuerdo’.<br />Con contadas excepciones, la derecha en el poder suele optar, en aras del apaciguamiento, por pasarle la mano por el lomo a la Cadena SER, financiar al Grupo PRISA y trufar TVE y hasta Telemadrid de voceros izquierdistas, como dejó muy patente el Gobierno Rajoy del primer al último día.<br />Mentiría si dijera que no me irrita esa conducta, tan obscena como estúpida o suicida, pero tampoco me quita el sueño, entre otras razones porque la libertad no tiene precio y además, lo pasamos de cine repartiendo estopa a diestro y siniestro.<br />Al margen de eso, toca hoy constatar que el vicio de la deslealtad, la infidelidad, el desapego y la desafección se contagia ocasionalmente a la izquierda y que entre el rojerío patrio pocos lo han perpetrado con la maestría de Yolanda Díaz.<br />Que el vanidoso Pablo Iglesias, la inepta Irene Montero, la patosa ‘Pam’ Rodríguez, la amargada Vicky Rosell o el retorcido Pablo Echenique se merezcan lo que les pasa, no mitiga la catadura de su verdugo.<br />La puñalada trapera de la comunista Díaz al Marqués de Galapagar y colegas ha sido casi tan portentosa como las lisonjas que les dedicaba cuando los necesitaba para colocarse en el Gobierno Sánchez y escalar en la ‘nomenklatura’.<br />El trasfondo de la ‘traición’ no es ideológico o político, porque más allá de detalles ornamentales, Sumar es un ‘remake’ de Podemos, una nueva carcasa para la peste chavista que devasta España desde los tiempos del inefable Zapatero.<br />No se si saben que Díaz y Montero coincidieron el pasado martes en la reunión del Consejo de Ministros.<br />Me cuentan que ni se saludaron. He estado analizando las fotos y dado que la ‘Fashionaria’ se sienta junto a Sánchez, en la cabecera de la inmensa mesa y la parienta de Iglesias lo hace justo al otro extremo, en diagonal, no tuvieron complicado lo de no intercambiar palabra.<br />Lo de no mirarse durante hora y media, tuvo que ser un trago.<br />Pero bueno… se recoge lo que se siembra y estos majaderos se merecen todo lo malo que les caiga encima.<br />
