En Rusia, el reciente aumento de los ataques de tigres de Amur, que están en peligro de extinción a pesar de ser los más grandes, ha alarmado a los habitantes de las aldeas del este del país.<br />Se han registrado cerca de 300 ataques de tigres a aldeas, con víctimas mortales y heridos.<br />Las razones de los ataques siguen sin estar claras, aunque se especula que pueden deberse a la destrucción de su hábitat natural.<br />Debido a la caza furtiva, la pérdida de hábitat y la caza, el número de tigres que deambulan por el este rural de Rusia ha disminuido rápidamente desde el siglo XIX.<br />Las iniciativas de conservación de Putin han conseguido aumentar la población de tigres de Amur de unos 390 a 750 adultos en los últimos años.<br />Sin embargo, la reciente oleada de incidentes suscita preocupación por los retos a los que se enfrentan los ciudadanos y estos animales.
