Los lightsticks se han convertido en un símbolo icónico de la cultura del K-pop, representando la conexión entre los grupos y sus fans. Su historia comenzó a ganar fuerza en la década de 2000, cuando algunos grupos comenzaron a utilizar luces de apoyo para destacar en conciertos y eventos. A medida que la popularidad del K-pop creció, los lightsticks evolucionaron, convirtiéndose en diseños únicos y personalizados que reflejan la identidad de cada grupo.