Nuestras sábanas y almohadas acumulan millones de bacterias, hongos y ácaros del polvo, que se alimentan de sudor, células muertas de la piel y restos de comida. <br />Este entorno es perfecto para el crecimiento de estos microorganismos, que pueden provocar alergias, asma e incluso infecciones. <br />Además, algunos hongos, como el ‘Aspergillus fumigatus’, pueden ser perjudiciales, sobre todo para las personas con problemas respiratorios. <br />Los estudios demuestran que, en una semana sin lavar, las fundas de almohada pueden contener más bacterias que el asiento de un váter. <br />Por eso los expertos recomiendan lavar las sábanas semanalmente y cambiar las almohadas cada dos años. <br />Si padeces asma u otras afecciones respiratorias, lo ideal es cambiar las almohadas cada tres o seis meses. <br />Planchar las sábanas también ayuda a reducir la cantidad de microorganismos. <br />Mantener una buena higiene en la cama es esencial para conservar una buena salud, especialmente para quienes tienen enfermedades respiratorias o el sistema inmunitario debilitado.
