Lo primero y antes de meternos en harina, subrayar que García Ortíz, Fiscal General del Estado, es más culpable que Judas.<br /><br />Y que se enfrenta a cuatro años de prisión.<br /><br />El juez aún tiene que practicar diligencias, pero las acusaciones populares, entre las que tenemos algunos amigos, ven a Don Alvarone en el banquillo.<br /><br />Y alguno sugiere que después irá el marido de Begoña.<br /><br />No hay que ser un lince para encontrar al burdo instigador de la guerra sucia contra Ayuso: basta mirar quién nombró a dedo a García Ortiz y quién le ha dado instrucciones de que mienta como un descosido.<br /><br />Un maleante de poca monta, acusado de robar en un supermercado, no se comportaría de manera muy diferente a la del sicario de Sánchez.<br /><br />El drama, la vergüenza, la indignidad es que este paisano con voz de flauta esta al frente del órgano encargado de velar en España por el principio de legalidad.<br /><br />La imagen de un fiscal general del Estado negándose a responder a un juez del máximo tribunal del país es demoledora y la prueba del nivel de degradación institucional alcanzado con Sánchez en La Moncloa.<br /><br />El sanchismo, como concepto, es la ausencia de principios, el pasteleo y la mangancia.<br /><br />Ya no sólo es que el fiscal general del Estado se pusiera sumiso al servicio del Gobierno Frankenstein, para intentar erosionar a Ayuso.<br /><br />Es que lo hizo delinquiendo, saltándose la ley.<br /><br />Y ahora, cuando lo hemos pillado y sabemos que eliminó como un poseso mensajes para borrar huellas del delito y cambió de móvil para despistar a la Guardia Civil, opta por la táctica del forajido: se niega a contestar a las preguntas y acusa al magistrado de tenerle manía.<br /><br />En una democracia decente, en cualquier país de nuestro entorno, este facineroso habría sido ya destituido sin contemplaciones.<br /><br />Quienes ocupan cargos públicos no se deben solo al Código Penal ni su futuro está únicamente vinculado al desenlace de un pleito.<br /><br />Da igual que García Ortiz no sea todavía culpable oficialmente y es irrelevante que si al final, por una carambola procesal y a pesar de todas las evidencias en su contra, se va de rositas.<br /><br />El esbirro de Sánchez reclamó el dossier de un ciudadano español investigado por Hacienda, pidió que se lo enviaran a una dirección de correo ajena a su cargo, remitió copia de todo a La Moncloa y a medios de comunicación afines al régimen, destruyó mensajes comprometedores y cambió de teléfono en plena investigación.<br /><br />No para perseguir un delito o desmontar un bulo, sino para hacer daño a Ayuso, lo mismo que su jefe, su amo, el que lo mueve como una marioneta, lleva años intentando sin éxito.<br /><br />Y por todo eso, debe ir a la cárcel y Dios mediante, compartir celda con el
