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Pedro Huerta: "Las escuelas católicas no son solo para católicos. Es una escuela para el mundo"

2025-04-09 5 Dailymotion

inco años después de su primera entrevista con Magisterio, Pedro Huerta, secretario general de Escuelas Católicas, repasa los grandes desafíos de la educación católica en España: salud mental, identidad educativa, espiritualidad y nuevas tecnologías.<br /><br />Pedro Huerta lleva desde 2020 al frente de Escuelas Católicas, una red que agrupa a cerca de 2.000 colegios, 85.000 docentes y 1,2 millones de alumnos. En la conversación, pone el foco sobre el impacto duradero de la pandemia en los jóvenes: “Aunque para mucha gente pueda parecer algo melancólico, realmente ha dejado muchas heridas”, afirma.<br /><br />“Estamos todavía, digamos, somos herederos de todas esas situaciones que generó no solo el confinamiento, sino también la falta de explicación a lo que estaba pasando”, señala. En su diagnóstico, el daño emocional no afecta solo a los alumnos, sino a toda la comunidad educativa: “Me preocupan también mucho las situaciones de los docentes y las familias. Si ellos no están en condiciones de acompañar, esto se complica bastante más”.<br /><br />La solución, asegura, pasa por “un cuidado integral” que alcance a todos los actores: “No es solo lineal hacia el alumno”.<br /><br />“Hay que visibilizar la dimensión espiritual”<br />En un momento en el que la secularización crece, Pedro Huerta insiste en que la identidad católica no puede quedar diluida. Pero también rechaza el exclusivismo religioso: “El perfil del educador en una escuela de ideario católico no es ser católico, apostólico, romano, practicante”, afirma tajante. Lo mismo ocurre con el alumnado.<br /><br />“El Papa Francisco lo dice muchas veces: la escuela católica no es una escuela para católicos, es una escuela para el mundo”, recuerda Huerta. Esa apertura, sin embargo, no implica perder el rumbo: “La identidad no puede estar disimulada, disuelta o camuflada”.<br /><br />Para él, el desafío consiste en “no entrar en un conflicto de identidades”, sino en “evangelizar con lo que tenemos y desde lo que tenemos”. Y define la evangelización no como catequesis, sino como “crear espacios de justicia, de encuentro, de cuidado, de calidad en las relaciones humanas”.<br /><br />Insiste, además, en que la espiritualidad no puede quedar relegada a la pastoral: “Es indispensable visibilizar, cuidar, acompañar esa dimensión trascendental que nos hace al menos intentar encontrar un sentido a la existencia”.<br />

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