El independentismo catalán llega a esta Diada en una situación paradójica: aunque atraviesa un evidente declive, reflejado en su caída electoral y en la pérdida de influencia social, sigue teniendo un papel clave en la gobernabilidad de España. Esto es posible gracias a la debilidad del Ejecutivo que lidera Pedro Sánchez y a su disposición a conceder a Cataluña todo lo necesario para conservar el poder en La Moncloa. Esta estrategia cuenta con la colaboración del presidente de la Generalitat de Catalunya, Salvador Illa, quien ayer, en su mensaje por el 11 de septiembre, defendió la idea de una "nación catalana" y prometió impulsar "plenamente el autogobierno".
