El Madrid se enfrentó a un trayecto de unas ocho horas de vuelo chárter, que se convertirá en una auténtica odisea para los aficionados que viajen con escalas, llegando a durar entre 12 y 24 horas. A esto se suma la diferencia horaria de tres horas, que obliga a reajustar los ciclos de descanso y entrenamiento para llegar en condiciones óptimas al partido.
