<p>Una de las espinas que Mercé conserva es la de no haber cantado con Bruce Springsteen, un sueño que estuvo a punto de cumplirse. El plan era perfecto: el artista estadounidense iba a visitar la casa del cantaor en Chipiona, compartir mesa con su familia y, después, invitarlo al concierto que tenía programado en Sevilla. “Me hubiera encantado”, confiesa el cantaor, que veía en ese encuentro la posibilidad de unir dos mundos musicales tan distintos como el rock y el flamenco.</p><p>Sin embargo, todo se truncó por una mala gestión. “En aquella época yo tenía un auto mánager que lo que hizo fue pedirle dinero”. Él desconocía la negociación y, cuando se enteró, ya era demasiado tarde: la visita se canceló y la colaboración se truncó. “Se me ha quedado la espina y creo que se me va a quedar”, admite, aunque no pierde la esperanza: “Ojalá ocurra algún día”.</p>
