La avispa esmeralda actúa como un cirujano, usa su aguijón para inyectar en su víctima, la cucaracha, una dosis de veneno que anestesia y paraliza a la cucaracha. Ahora ya puede maniobrar a sus anchas y clavar de nuevo su arma en el cerebro de la víctima ya indefensa. <br />El siguiente paso es hacer que la propia cucaracha cuide de los huevos del parásito. Para ello arrastra a la cucaracha a su madriguera; allí el insecto pone una larva dentro de su presa y, cuando esta crece, la devora, la chupa la sangre y se nutre de ella para conseguir energía. Saben que las larvas les están comiendo, pero la toxina que le ha inyectado es más fuerte y no tiene voluntad de escapar.