No le bastó con adelantar la Misa de Gallo dos horas, porque a medianoche es tarde y ya se sabe que el Papa madruga (ni que sea para tomarse las pastillas matutinas). Al final resulta que el 24 por la noche, Benedicto XVI ya tenía planes, y hojeando rápidamente la agenda sólo ha encontrado un hueco para la dichosa misa hoy mismo.
