El apóstol Pedro nos exhorta a ser esposas obedientes, castas e interiormente hermosas por medio de un -- espíritu afable y apacible--- (1ª. Epístola de Pedro 3:4 ) Pedro vincula nuestra hermosura con la persona oculta en el corazón. Así es como debemos ataviarnos: <br />Debemos confiar en Dios, esperar en Él y no en nosotras mismas o en nuestra sabiduría mundana y reconocer que todas las cosas están bajo Su divino control <br />Ser sujetas a nuestros propios maridos incluso si cree que está equivocado o si comete errores. <br />Hacer el bien : como esposas no debemos ir fuera de casa para hacer el bien. <br />1. Dios considera las labores de criar a los hijos como hacer el bien, aun las tareas que parecen más terrenales <br />2. Nuestra hospitalidad puede ser agradable a Dios, tanto si se extiende a los de dentro como los de fuera de la iglesia. <br />3. Socorrer a los afligidos: Puede referirse a toda clase de servicio.
