Nuestro país pasa por un gran momento. Sin embargo, nos permite contrastar las dos caras que tiene nuestro país. En los 17 años que vengo recorriendo el país, he logrado entender ese Perú que crece y se desarrolla, cada vez más competitivo, pero también a ese otro Perú: marginado, alejado y olvidado, que tanto espera de nosotros. Ese Perú que exige nuestro más profundo compromiso y que clama tan sólo por una oportunidad. No cabe duda que todos los aquí presentes conocen el Perú moderno. Permítanme, remitirme al otro Perú: al de Puno, Apurímac o el de Huancavelica. Para ellos, la palabra crecimiento no existe y cuando escuchan hablar de las grandes cifras de un Perú en pleno desarrollo, sienten que esa realidad les es ajena. Por eso MI RETO ES COMPARTIR EL CRECIMIENTO. <br />El reto para el Estado es entonces equiparar el desarrollo, es decir, invertir con un criterio social. El verdadero desafío es forjar ciudadanos competentes para alcanzar un país más competitivo.
