La estimulación por el agua fría que se produce al sumergir la cara, desencadena la inhibición de la respiración, y una bradicardia de magnitud variable en función del contraste térmico con el ambiente. Se trata de una respuesta protectora contra la inundación del árbol traqueobronquial y que economiza oxigeno mediante una ralentización de su distribución a los tejidos. Se produce una respuesta vagal, que se ve acentuada en condiciones de buceo por la contención del cierre glótico durante la inmersión. <br />Paralelamente, se ha observado una respuesta mimética a la inmersión, responsable de la vasoconstricción periférica, que también por desplazamiento de la volemia a territorios centrales podría potenciar la reducción de la frecuencia.Esta respuesta es adaptada al reservar el flujo sanguíneo a los territorios esenciales, el cerebro y el corazón sobre todo, pobres en receptores alfa.