Fuerte olor a carne quemada. Eso sintieron los observadores de la ONU en Al Kubeir, el lugar de la masacre del 5 de junio en Siria. Destrucción y rastros de sangre, un marco de pesadilla para el recorrido que los enviados hicieron el viernes. La escalada de violencia en el país indigna a Occidente. Rusia, aliada de Siria, advirtió que no autorizará en el Consejo de Seguridad de la ONU el recurso a la fuerza contra el régimen de Bashar al-Assad.
