El cerebro de un delfín es diferente al de un ser humano, no sólo en su tamaño en relación al resto del cuerpo, sino también por lo que a su estructura respecta: el córtex, la parte más nueva evolutivamente hablando del cerebro y la zona donde se genera la conciencia de uno mismo y del entorno, es más compleja en los delfines que en los humanos. Ello ha llevado a que algunos investigadores hayan llegado a la conclusión de que el intelecto del delfín es superior al nuestro, aunque distinto. Nosotros somos especialistas en adaptar el medio a nuestras necesidades; en cambio, los delfines estarían mejor preparados para aprovechar todas las posibilidades que les ofrece el medio en el que viven, pero sin alterarlo. Todos los animales se comunican entre sí, pero los delfines tienen un sistema tan complejo de señales que no puede más que pensarse que estamos ante un auténtico lenguaje.