Esa ha sido la condena para el millonario británico que vendió detectores de bomba falsos a países como Irak, Bélgica, o Arabia Saudí. Se estima que James McCormick ganó casi sesenta millones de euros con su negocio. Para diseñar sus falsos detectores se basó en una copia de una máquina para encontrar pelotas de golf.<br />http://es.euronews.net/
