La importancia de la obra de Zafra no sólo radica en los temas que
toca —el cruce entre género, tecnología y creación—, sino en la
forma en que lo hace. Si en su obra se problematiza constantemente
el hacer —lo que hacemos, con qué lo hacemos, cómo lo hacemos—,
no es extraño que el proceso y la forma de escritura sean tan significativos
como el resultado.